¡Ya basta! @INEAGS
Hemos permitido una ruptura de lo cotidiano, en una violencia que no se puede ocultar, hay una depredación social a gran escala. En lo inmediato se perturban nuestras actividades del día a día, en la familia, los barrios, las ciudades, el país. Los continentes se dieron cuenta. El mundo de la intimidad se traslada a otro mundo que se opone a la cotidianidad, dice Kosik en la “Dialéctica de lo concreto”. Se trata de mucha violencia mostrada en “ABC, Tlatlaya, Ayotzinapa”… y contando.
En la base de la democracia y de la convivencia está su propia calidad. El reverso de la paz es la guerra. Lo primero es producto de la política inteligente, del diálogo, del diseño y construcción de instituciones que jueguen un papel decisivo en favor de las clases desposeídas, entes que representen la esperanza de sus intereses. La segunda, es renta de las conciencias enajenadas para las cuales la paz social es ajena y patrimonio de extraños. La destrucción de seres humanos trastorna lo cotidiano, humilla el Derecho de personas, lo han roto desquiciados fundamentalistas del cinismo y los excesos de una mala política comprada en subasta. Estos escenarios no corresponden al sistema de partidos, se apartan de su naturaleza, por ello no lo pueden permitir. El cuerpo electoral es víctima, llegó la hora de decir: ¡ya basta! Nadie tiene Derecho, ni el Estado, contra los Derechos Humanos.
El Procedimiento Electoral, al igual que la poesía, por ejemplo, no son actividades humanas y sociales inferiores que la economía. Contribuyen a la realidad humana. Es cierto, son, el primero, de género jurídico y moral; la segunda, de cultura y estética. Empero, estas tres, junto a otras, tienen formas diversas, misiones y significados distintos; y un punto en común: el pueblo mexicano.
Apostamos a un proceso electoral satisfactorio, en el cual además del discurso, se propicie contactos llenos de humanismo y de participación ciudadana. Es reto compartido. Los acuerdos de este órgano colegiado acreditarán un desempeño serio y especializado. Honorabilidad y compromiso con la sociedad y con nuestro régimen comicial.
El parto del porvenir será atendido por el voto. Los partidos políticos han protagonizado, discusión, lucha y pactos. Los comicios son el ámbito de la disputa política. El trabajo que ordena el Procedimiento Electoral tiene principios rectores que son la ética de lo electoral. Atenderlo es nuestra vocación. El acto de elegir no es cosa menor, es necesaria su valoración humana. Al hablar de elecciones es preciso reflexionar sobre las determinaciones que posibilitan al ciudadano el ejercicio de su libertad; es decir, la estructura antropológica del ser libre. Sin este marco de referencia no se puede hablar de participación ciudadana en la política.
Como se ha dicho en este Consejo, cada quién deberá hacer lo que le corresponde, pero hombro con hombro, sin invadirse unos con otros, pero juntos. Probemos desde todos los vértices los resultados de la Reforma Política. La experiencia nos dice que no hay definitivas. El mundo cambia, ahora, atenderemos otro cambio del procedimiento que deberá acompañar la voluntad popular. Para ello deberemos hacer honor a la ley; darle la espalda a la simulación; cancelar la mentira discursiva; aportar objetiva y materialmente las pruebas a los agravios.
La disputa ya no es la campaña, es un expediente más complejo que lo festivo, se trata de cuidar con lealtad todos los intereses de las ideologías en pugna política. Es preciso, levantar los lenguajes políticos necesarios para interpretar los fenómenos de nuestro tiempo, la palabra establece los límites del mundo y determina los ámbitos de significación; es necesario, un compromiso transformador que se fortalezca en el encuentro civilizado de las posiciones y de la acción para imaginar realidades necesarias y distintas.
Fortalecer la esperanza política, no desde la ingenuidad, la violencia o la ceguera, sino desde una realidad abierta a lo viable. Llegó el momento de replantear los valores y los compromisos. Estamos en el umbral de la transfiguración social, ya no hay tiempo para equivocaciones. No tengo la menor duda de que todos los actores son valiosos para cualificar el Proceso Electoral, la competencia por la Representación Popular que hoy inicia, y llenar de contenido nuevas formas de convivencia.
Ignacio Ruelas Olvera/ Presidente del Consejo Local del Instituto Nacional Electoral